El CREPE
Traducción de un cuento original de Teffi.
Esto fue hace mucho tiempo. Esto fue hace cuatro meses. Nosotros estábamos sentados en la noche perfumada y sureña de la costa de Arnó.
No estábamos precisamente en la costa, - donde podríamos estar sentados allí: es húmedo y sucio, y es indecente,- estábamos sentados en un balcón del hotel, pero lo he dicho así porque es más poético.
La compañía era mezclada – ruso-italiana.
Como entre nosotros no había ni amigos demasiado cercanos, ni parientes, nos decíamos cosas exclusivamente agradables.
Especialmente sobre las relaciones internacionales.
Los rusos, nosotros, estábamos apasionados con Italia. Los italianos expresaban una fuerte seguridad, casi inquebrantable, de que Rusia era hermosa también. Ellos gritaban que los italianos odiaban el sol y no soportaban el calor en absoluto, que ellos adoraban el frío y desde la infancia soñaban con la nieve.
Al fin nos convencimos así tanto de los méritos de nuestras patrias, que ya no hablábamos con el mismo énfasis.
- Sí, por supuesto, Italia es hermosa,- dijeron los italianos.
- Y de hecho el frío, - él… tiene algo especial. Desde luego tiene algo… - nosotros nos dijimos.
Y inmediatamente nos reunimos y sentimos, que los italianos eran un poco presuntuosos con su Italia y era hora ponerlos en su sitio.
Ellos también cuchichearon un poco.
- Tienen muchos sonidos difíciles, - dijo de repente uno de ellos.
- Tenemos una lengua muy fácil para la pronunciación. Y ustedes todos silban y tienen sonidos difíciles.
- Sí, - respondimos fríamente. – Esto ocurre porque tenemos una lengua muy rica. En nuestra lengua se encuentran todos los sonidos que existen en el mundo.
Por supuesto que a veces silbamos.
- ¿Y tienen «t-h», como los ingleses?, - dudó uno de los italianos. – Yo no lo escuché.
- Por supuesto que existe. No importa que no lo hayáis escuchado. No podemos pronunciar «t-h» cada minuto. Nosotros y sin eso tenemos muchísimos sonidos.
- Tenemos sesenta y cuatro letras en el alfabeto,- yo dije.
Los italianos me miraron algunos minutos en silencio, mientras yo me levanté y me volví de espalda a ellos y miré la luna. Era mas tranquilo. Y además cada persona tiene derecho de crear la gloria de su patria como puede.
Callamos un rato.
-Vengan aquí en primavera,- dijeron los italianos, - cuando todo florece. Vosotros tenéis nieve a finales de febrero, ¡y nosotros tenemos ya todo bello!
- Pero en febrero nosotros tenemos algo bueno. En febrero tenemos maslennitsa.
- Maslennitsa. Comemos crepés.
- ¿Y qué es esto de los crepes?
Nosotros nos cambiabamos una mirada. Pero ¿cómo explicarles que es un crepé?
-El crepé es muy sobroso - yo expliqué. Pero ellos no comprendieron.
- Con mantequilla, - yo dije más precisamente.
-Con crema, - añadió un ruso de nuestra compañía.
Pero salió peor. Ellos no entendían lo del crepé en absoluto, y además no comprendían lo de la crema.
-Los crepés, se hacen – ¡cuando hay maslennitsa! – dijo sensatamente una de nuestras señoras.
- En los crepés… lo principal es el caviar,- explicó la otra.
- ¡Es el pescado! – adivinó, al fin, uno de los italianos.
- ¡Qué pescado ni pescado, lo más importante es que los frían! –echo a reír la señora.
-¿Y se fríe el pescado?
-Se fríe, se fríe, pero el pescado tiene en absoluto otro cuerpo. El cuerpo del pescado. Y el crepe, de harina.
- Con crema,- insertó un ruso.
- Los crepés se comen mucho,- continúo la señora. – Comemos más de 20 piezas. Después estamos enfermos.
- ¿Son venenosos? –preguntaron los italianos y pusieron los ojos redondos.
- ¿Del reino de las plantas?
- No, de harina. ¿Acaso fríe harina? La harina se compra en la tienda.
Nosotros callamos y sentimos como entre nosotros y aquellos italianos tan amables media hora atrás, que se entusiasmaban por nuestra patria, apareció un profundo, oscuro precipicio de desconfianza e incomprensión.
Ellos se miraron y cuchichearon.
La situación era terrible.
-Sabéis que, señores, - Los crepés nos salen un poco mal. Ellos piensan que somos unos mentirosos.
La situación no era agradable.
Pero entre nosotros había una persona sólida, seria - era profesor de matemática. Nos miró severamente a nosotros y a los italianos y dijo claramente:
-Ahora yo tomo el honor de explicarles qué es un crepé. Para éste último necesito una circunferencia de tres versoks en diametro. El p-r cuadrado se llena de masa de harina con leche y levadura. Luego toda esta construcción se somete lentamente a acción del fuego, que debe estar separado por un recipiente de hierro. Para hacer la influencia del fuego en el p-r cuadrado menos intensa, el recipiente de hierro se cubre con ácidos oleicos y grasa, es decir, con mantequilla. Aparece como resultado del calentamiento una mezcla compacta y elástica, luego introducida a través del esófago en el organismo de la persona, lo cual en gran cantidad es nocivo para la salud.
El profesor calló y miró a todos con aire de triunfo.
Los italianos se susurraron y preguntaron tímidamente:
- ¿Y por qué hacéis todo eso?
El profesor levantó las cejas, asombrado por la pregunta, y respondió severamente:
- ¡Porque es divertido!
Елена Путлякова
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