Ensayo sobre mi mejor amiga.
Yo quería contar un poco sobre mi amiga – Natasha con quien nosotras
pasamos nuestra infancia, con quien relaciono muchаs historias alegres y no, pero siempre memorables.
Es difícil decir cuando nos conocimos, más bien nos conocimos toda la vida
porque nuestras madres son amigas también.
Yo soy hija única, pero mi amiga sustituyó a mis inexistentes hermanos lo mejor
posible. Cuando éramos niñas nosotras éramos
muy parecidas y todos pensaban que éramos hermanas. Reíamos porque sabíamos que
éramos muy diferentes. Todos los veranos
los pasábamos en la dacha, que era común para nuestras familias.
La vida en la dacha tenía muchos encantos para nosotras: jugábamos, bromeábamos,
construíamos una casa en el cerro que estaba enfrente de nuestra dacha (allí
cocinábamos un pan en hoguera. ¡Era muy delicioso!). Además montábamos en
bicicleta y aun medíamos la profundidad de los charcos con las botas de goma.
Había muchas bayas en la dacha: fresas, frambuesas, grosella negra,
grosella espinosa. Por desgracia, no teníamos uvas... Pero nuestra vecina tenía
uvas y nosotras queríamos mucho probarlas. Una vez nosotras fuimos a su dacha y
insensiblemente robamos unos pocos ramitos de uvas. No sé si nuestra vecina lo sabía o no, pero
me parece que ella nos habría perdonado. Desgraciadamente las uvas eran agrias
:)) .
A los pocos años vecina vendió su
casa y mi mamá la
compró. Empezó una era nueva en nuestra infancia. Natasha y
yo empezamos a limpiar la casa: mirábamos las cosas viejas, hacíamos limpieza,
pintamos las ventanas. ¡Qué fascinante era! Nos sentábamos en la terraza
mucho y soñábamos reparar la casa completamente. Cuando terminamos de primer
piso, subimos al ático. En el ático había
muchas cosas muy interesantes y diferentes y una capa de polvo de los siglos también. Tuvimos que limpiar la planta muchas veces. Entre
los descubrimientos el más fantasmal y
memorable era un gato muerto. Nos pareció
que era un abrigo de piel muy viejo
porque en el ático estaba oscuro. Cuando nosotras comprendimos la verdad, ¡gritamos mucho de sorpresa! Era la gata de nuestra vecina que un día se le perdió. Nadie sabe cuantos años la gata estuvo en el ático.
Después de esa historia dormimos muchas veces en el ático pero siempre teníamos
un poco de miedo. A menudo dormíamos en
el balcón bajo de las estrellas. Era maravilloso, pero nos molestaban los
mosquitos.
De año en año nuestra casa esta envejeciendo pero nosotras no podemos
pintarla completamente. Hace tres años empezamos a pintarla, pero solo la mitad y
ahora es necesario volver a pintarla.
Nosotras nos hicimos
adultas y nos vemos poco, especialmente después
de mi traslado a Moscú. Pero cuando nos vemos, pasamos el tiempo bien y nos
ocurren historias divertidas.
ensayo grandioso 👏👏👏
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