Una detective llamada Laura
Laura y Vicente eran unos detectives de Valencia. Laura
era una persona fuerte, decidida y exitosa. Además, era muy atractiva. Investigó
muchos casos relevantes. Vicente era un hombre indeciso y nunca tenía suerte.
Un día Laura fue de viaje de trabajo a Alicante, donde tuvo que
encontrarse con un testigo de una estafa financiera. Su dossier ella se lo
llevó consigo. Hacía muy mal tiempo cuando vino al hotel y necesitaba cambiarse
de ropa y beber algo caliente. Por eso no notó a Vicente, que estaba sentado en
el lobby escondido detrás de un periódico.
Vicente tenía su propio
plan. La idea suya era robar el dossier de la estafa y después descubrirlo
con éxito para mejorar su reputación. Él se fijó a qué habitación iba Laura y
se quedó esperando detrás de un jarrón con flores. En cuanto Laura salió de la habitación,
vestida y peinada para pasar la noche en un restaurante lujoso, Vicente
sin demora se metió en su habitación con ayuda de una llave multifuncional.
En cuanto encontró el dossier, oyó a Laura entrando en la
habitación. Es que el testigo la llamo y le dijo que estaba resfriado por el
frío y la lluvia y no podía venir a verla. Él le prometió que enviaría una
carta con sus declaraciones con un mensajero. Por eso la chica regresó.
Vicente se metió debajo de la cama y se quedó
agazapado. Laura se cambió de ropa y sintió hambre, así que encargó un sándwich
y una cola. En unos pocos minutos el conserje
le trajo su pedido y además un ramo de flores y una carta.
Laura con mucho apetito empezó
a comer el sándwich y abrió el sobre. El testigo le confesaba su amor y le
proponía contraer matrimonio. Del asombro Laura dejó caer el platillo y se
agachó para levantarlo.
Ella se sorprendió
aún más al ver a Vicente debajo de la cama. "Y tú, ¿que estás
haciendo por aquí?" - le preguntó, pero Vicente no pudo
contestar porque perdió el don del habla.
Luego le contó todo y ella le aconsejo que cambiara de profesión.
Vicente se convirtió en un veterinario, pues siempre había sido un gran
amante de animales. Desde entonces se sintió feliz.
Ksenia
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