¡No lo repitas!
La ciudad en donde crecí está en Siberia y el clima allí es exorbitante: el invierno es muy frío y empieza temprano, algunas veces nevó en Julio y casi siempre nieva el 1 de Septiembre. Sí has vivido en un lugar con un clima semejante, has de tener una historia de lamer cosas metálicas, pero la que tengo yo es especialmente aleccionadora.
Este hecho me sucedió en mi primer día escolar en primer grado, cuando estaba esperando a mis padres en la calle para ir a la escuela por primera vez. Estaba nevando, hacía bastante frío y yo me sentía aburrida de esperar. Tenía un ramo de flores y llevaba algo blanco. Como ya has adivinado, lo hize: noté una construcción metálica que se usa para sacudir el polvo de unas alfombras, y aun cuando sabia que podía pasar, lo toqué con mi lengua. Naturalmente, me pegué y me sentía ridícula. Llevé algunos minutos pegada hasta que mis padres finalmente vinieron. Lo mas grotesco de esa situacíon era que yo no quería desprenderme de esa ofensora metálica para no manchar la ropa con mi sangre.
Mamá y papá tardaron mucho tiempo en salvarme. Al fin de cuentas, llegamos tarde a la escuela y me dolió hablar por un rato. Hay que memorizar que lamer objetos metálicos no es una buena idea, especialmente si hace frío y tienes prisa.
Valeria Ivasikh
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