Encuentro en el desierto.
Quería contar la historia de corazón de mis padres. La oí en mi infancia, y hasta ahora la encuentro bastante insólita.
Se conocieron en el desierto de Asia Central durante una expedición arqueológica. Es necesario mencionar que en ese tiempo ellos no tenían muchas cosas de común: habían estudiado en diferentes universidades, trabajaban en distintas esferas, no tenían aficiones iguales y sus padres no hacían las mismas cosas. Incluso en sus vacaciones mi madre visitaba las repúblicas orientales de la URSS y mi padre, las occidentales.
A mi madre le gustaban mucho las tiendas de campaña, las hogueras y canciones con guitarras. Y a mi padre en esa expedición le gustaba más lo el asunto arqueológico, que podía encontrar algo que no había visto nadie durante centenas de años. Y después de esa expedición sólo una vez más ha participado en otra. Por eso se puede decir que ese desierto y ese mes de la primavera de 1986 fueron la única coincidencia de las circunstancias que podía dar vida a una buena familia.
En la expedición participó mucha gente que trabajaba cada día desde el amanecer hasta la noche. Allí mi madre trabajaba como cocinera. Según la tradición, la persona que preparaba la comida primeramente tenía que dársela a todos y al final podía comer ella misma. Un día mi padre llegó de las excavaciones un poco tarde, cuando todos ya estaban comiendo, incluso mi madre que había tomado la última porción, la porción de mi padre. Y esa fue la tarde cuando descubrieron uno a otro y después empezaron a comunicarse.
Pero cómo se sorprendieron ellos al enterarse que toda la infancia habían vivido en barrios vecinos, que al mismo tiempo se habían trasladado de una parte de Moscú a otra y que en aquel entonces estaban viviendo en calles vecinas.
Se casaron un año y medio después. Este septiembre celebramos 25 años de su matrimonio.
Pienso que la vida es una cosa muy interesante, y a veces tienes que cruzar la mitad del país y quedarte sin la cena para encontrar tu verdadero amor que está viviendo en la calle vecina.
Svetlana Litvinova
Комментарии
Отправить комментарий