Un relato de amor.


Un día tres amigas estaban en un bar italiano, no muy grande y por eso muy cómodo. Las chicas hablaban, bebían  vino y discutían sobre un tema interesante: que en nuestro tiempo es muy difícil encontrar un hombre bueno. Ellas tres no tenían relaciones con hombres hace unos años, a pesar de que todas eran guapas y alegres, tenían un trabajo interesante y muchas aficiones.
            En este bar, cerca de la mesa de las chicas, estaba una compañía de chicos. Ellos charlaban también, quizás hablaran sobre temas parecidos al de las chicas. Dos de ellos eran pelirrojos y otro chico era moreno, con ojos oscuros y voz agradable. “Este chico es el hombre que me gusta, es mi futuro” – pensó una de ellas.
            Un tiempo después uno de los chicos pelirrojos se acercó a ella misma y la invitó a bailar, pero ella lo rechazó. Poco tiempo después ella decidió ir a casa, se despidió de sus amigas y salió del bar. Ella entró en el metro, llegó a la estación dónde vivía, salió del tren y, cuando subía por la escalera mecánica, de pronto alguien le tocó  la espalda. Al volverse vio al otro chico pelirrojo de este bar. Él sonrió tímidamente y le pidió  volver al bar con él. Pero ella lo rechazó también. Y cuando iba a su casa, ella lamentaba mucho el chico moreno no se había acercado a ella.
            Dos o tres semanas más tarde las chicas decidieron encontrarse en el bar italiano otra vez. Y cuando entraron en el bar, vieron a los mismos tres chicos. Y el chico moreno estaba allí. Él y ella se cruzaron sus miradas, sonrieron uno a otro y desde ese día no se han  separado nunca.



María Vasileva

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