La perra Alma y otros recuerdos
Desde que tenía 2 años y medio viajaba a la casa de campo de mi abuelo.
Obviamente que yo no tengo ningún recuerdo de mi primer viaje allí. Cada vez,
cuando llegaba allí, estaba intentado interiorizar toda la belleza de
naturaleza que me rodeaba. Tampoco no
podía dejar de apreciar el sentido de la libertad y de la diferencia con la
vida cotidiana que me daba el espacio del campo.
Indudablemente que el campo y mi tiempo allí también tienen sus asociaciones propias.
Por entonces mi abuelo era nefrólogo, candidato de las ciencias médicas y ayudaba
profesionalmente a la gente en el campo. Y como una señal de agradecimiento, a
veces alguna gente le traía la leche fresca que estaba hace un momento dentro de
una vaca. Y cuando pienso en esta leche me parece que yo tengo el gusto de la
leche fresca dentro mi boca y el olor de la leche fresca en mi nariz.
Para mí las frambuesas son las mejores bayas desde mi infancia. Yo tengo los
recuerdos claros del miedo de las picadas de las avispas y abejas cuando estaba
recogiéndolas. Lo más probable fue que recibiera la picada de esos insectos
porque les gustan las frambuesas también.
La vida cotidiana en el campo está firmemente asociada con los sonidos de
los gallos por las mañanas y con los sonidos de las vacas.
Soy una persona que a la que le gustan mucho los perros de pelo liso.
En este campo encontré con un perro que se llamaba Alma. Un día Alma simplemente
llegó a nuestro patio. A mí me gusto ese perro inmediatamente, a primera vista.
Yo le di comer y le pasé la mano, jugué con ella. Todos nuestros encuentros
pasaban en la manera bastante similar. Pero para mí lo más importante es que pasamos
mucho tiempo juntos y nos divertimos. Alma dio a luz a sus perritos en el sótano
de nuestra casa. Yo recuerdo como lo descubrí, los ojos de Alma y los sonidos
de sus cachorros.
Y una cosa más que puedo recordar de mis viajes a la casa de campo de mi
abuelo es el asco por los sapos. Esta reacción estuvo precedida una historia. Mi
abuelo me dijo un día que tenía que ir a la huerta para recoger algún
instrumento que había dejado allí. Estaba lloviendo. Yo estaba ansioso. Inesperadamente
saltó de algún sitio un sapo, estaba mojado
y era resbaladizo, y emitía unos sonidos horrorosos. Este sapo salto muy cerca
de mí.
Zavitaev Mijail
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