El último adiós.
La chica fue otra vez a la casa abandonada. Pero ¿qué pasaba? En las escaleras estaba un hombre. Su corazón dio un brinco, le daba mucho miedo, pero ella no se detuvo. El hombre se volvió hacia la chica y ella le reconoció de inmediato. Ella sentía ganas de gritar, de abrazar al hombre, de decirle todo lo que ella quería pero tenía miedo de escribir. La chica se acercó y pronunció:
- Hola.
- Hola.
- Por fin nos encontramos.- Sin decir nada, ello se abrazaron en silencio.
- ¿Cuánto tiempo llevas aquí?- preguntó la chica.
- Tenemos menos que una hora- respondió el.
- Poco….. Es que muy pronto me marcharé. Mi padre ya está aquí. Voy a casarme. Pero no siento nada en el alma, allí solo hay un desierto. –Ella empezó a llorar.
- Es tu vida. Es necesario para ti. - Secando las lagrimas de la chica contestó el.
- ¿Necesario para mí? Pero ¿por qué?
- Por que no podemos seguir juntos. Yo ya no tengo una vida normal. Tú también vas a tenerla.
- Pero lo nuestro fue lo más precioso en mi vida. ¿Entiendes?- Musitó ella .
- Entiendo y por eso te digo adiós, mi amiga.
- Hasta luego, amigo mío. Te digo “hasta luego”, porque no creo ni una sola palabra tuya. Te juro que vayamos a encontrarnos algún día. Hasta luego otra vez…….-Ella ya no podía hablar más.
La chica bajo las escaleras y se puso a correr .
En media hora el tren se la llevaba a otro parte del mundo. Para siempre.
El autor desconocido. (Julia Protsenko)
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