Un beso



Cuando yo era un niño tuve un acuario en la casa. Vivía en una ciudad que no tenía una tienda de mascotas donde pudiera comprar unos peces de acuario. Mi ciudad es un pequeño pueblo en el sur de Kazajstán. Para comprar peces para mi acuario tenía que traerlos de otras ciudades. En aquella época era  deportista y viajábamos mucho por todo Kazajstán. A menudo me traían  peces desde otras ciudades de Kazajstán. En esos viajes teníamos que viajar en  trenes, normalmente, los viajes duraban 2-3 días. Siempre los trenes eran de categoría baja y a menudo superpoblados, con muchos pasajeros,  y muy sucios.
Una vez que  traía peces conmigo en un vaso con agua y el vaso estaba debajo del banco en el suelo del coche-cama. Era de noche, muy tarde, y mi equipo estaba durmiendo. Normalmente, como siempre entre jóvenes, mi amigo decidió ir al baño en  medio de la noche. Era una cosa normal hacerlo y cuando regresó, le pedí que mirara  el vaso con los peces debajo del banco. Miró hacia abajo  del banco y al mismo tiempo tumbó el vaso y el agua y todos los peces se desparramaron en el suelo. Los peces eran pequeños y no era posible recogerlos con los dedos. Lo que los verdaderos amantes de peces mascotas hacen en estos casos es cogerlos peces con sus labios. Seguro que de esta manera los seres acuáticos no serían heridos. En este viaje llevaba un banco de chanquetes....   A pesar del suelo sucio del tren yo besé cada pez para rescatarlo. Fue el beso más largo de mi vida.

De Grigory Vidishev

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