Aventura española

Hace unos años fui de vacaciones a las islas Canarias en Octubre y la última semana la pasé en Fuerteventura.

 Nadé mucho, charlé con la gente en mi hostal, tomé mucha comida rica, pues  disfrutaba de la vida en todas las variantes posibles. Todo el tiempo oía que lo que tiene que hacer cada persona es tratar de nadar en el océano o en el mar por la noche, no solo durante el día. Lo oía pero no estaba segura de que quería hacerlo. Pero la última noche fuimos con la gente del hostal a celebrar en los bares y después, cuando íbamos a casa, decidimos nadar en el océano.
Todos fueron al agua y yo pensé: ¿Soy rara o qué está pasando? ¡Necesito probarlo también!
Pues puse todo que llevaba en la arena y me fui al océano.

Es importante comprender que, como era mi última  noche, yo pusé todo уд dinero y las llaves de mi casa en Moscú y miы llaves del equipaje, el teléfono y todo lo demás (afortunadamente sin mi pasaporte) en mi bolso.

 Era agradable nadar en el océano por la noche. Pero después de nadar, cuando volví a la playa,  descubrí que ya no tenía nada. Ni mi teléfono, ni dinero, ni las llaves de mi casa en Moscú, ni todo mi bolso, ni mi ropa. Solo mis zapatillas, que eran bonitas, pero no podían reemplazar la ropa, el dinero, las llaves…

Me quedé en el mismo lugar en la playa sin mis cosas  con ojos grandes como un queso Parmesano  y no comprendía qué había pasado. Fuimos a buscar a los ladrones y mis cosas pero no los encontramos, por supuesto. Y como no tenía  ropa, tuve que ponerme la camisa de uno de los chicos del hostal, que era tan grande que pasaba por un vestido.

Lo más divertido fue que, después de enojarme, yo comprendí que no había perdido tanto: mi ropa era muy barata, solo tenía dinero para un día  más y mi teléfono se había roto la jornada anterior. Pues la verdad es que, al final, solo me quedaron recuerdos agradables de las vacaciones y una historia divertida más en mi vida para contar a mis nietos cuando los tenga, en el futuro.

Ekaterina Rykova