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Сообщения за февраль, 2019
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Hace dos años mis amigos,  mi hija y yo fuimos a pescar a un río de la montaña. Era  verano y el tiempo era bueno.Mi hija quería pescar un pez, porque cuando ella era pequeña casi todos los días yo leía cuentos a mi hija, y a ella le gustaba más un cuento sobre un pescador y un pececito dorado. Entonces ella creía que el pez podía cumplir su deseo. Llegamos al lugar y vimos que era muy bonito. Pues mi hija lanzaba el anzuelo de pescar y esperaba a que los peces picaran. Nosotros en ese momento disfrutábamos de la naturaleza, del aire fresco, de los pajaritos que cantaban. Al cabo de un rato el flotador se sacudió, mi hija estaba tirando de la caña de pescar y de repente perdió el equilibrio y se cayo al río. Pero a ella no le pasó nada grave. Solo se mojo la ropa. Mis amigos dijeron que era el pez quien quería pescar a mi hija. Olga Ereméeva

Historias de María

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La primera historia En 2012 mi marido y yo viajamos 3 semanas por Venezuela. El primer lugar del viaje fue el delta del rio Orinoco. Es un lugar muy recóndito y apartado. Después de que me presente al guía, un hombre que estaba sentado cerca se acercó y me preguntó: "¿Eres de Moscú?", cuando respondí "Si", él preguntó: "¿Te llamas Maria Tsibreva?". Dije que sí. Resultó que era mi compañero de clase de la escuela al que no había visto durante 10 años.  La segunda historia Mi marido se llama Ilia. Es apasionado del buceo y la fotografía. Una vez pasábamos unas vacaciones en Maldivas. Mi marido quería fotografiar un pez Napoleón. Fue en un barco lejos de la isla donde estábamos alojados. El grupo de buzos esperó al pez más de 40 minutos. Al final vi o un pez y, cuando tomo la cámara en las manos, descubrió que la cámara no funcionaba. Falló en hacer una foto pero tuvo una gran impresión de un raro pez. Además comprendió que es necesa

Un malentendido muy caro

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  Hace 2 años mis padres, sus amigos y yo viajamos a los Emiratos Arabes.  Hacía buen tiempo y fuimos a pasear por la ciudad. Cuando tuvimos hambre decidimos ir a un restaurante de mariscos que nos habían aconsejado en el hotel. El restaurante se llamaba "Golden fork".  Íbamos a ese restaurante los ocho y nos dividimos en dos taxis. Entonces en un semaforo el segundo taxi tomó otro camino. Nuestro grupo llegó al restaurante y nos quedamos esperando al otro grupo, pero nunca llegó. Les llamamos, pero no daba señal ningún móvil. Estábamos muy asustados y preocupados por lo que pasó. Además habían niñas pequeñas en ese taxi perdido.  Preguntamos a un taxista si podíamos encontrar el taxi donde estaban nuestros amigos y el taxista dijo que podíamos encontrarlo si sabíamos el número de licencia del taxista; pero no lo sabíamos.  Después de un tiempo pudimos llamarles. Estaban en el hotel.  Lo que pasó era que ellos habían confundido el nombre del rest

Érase una vez en Génova

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Una vez en 2016 yo viajé con mi exnovia por Italia y nosotros nos pasamos unos días en la ciudad de Génova.   En esa ciudad hay bastante gente desempleada de países africanos que gana dinero vendiendo   a los turistas diferentes mercancías y servicios. Por ejemplo, ellos venden pulseras africanas para los brazos, pequeñas figuras de animales africanos de madera, los platos de cerámica, etc. Nuestro hotel estaba bastante cerca del puerto y nosotros siempre comprábamos esas cosas, más bien para pasar tranquilamente a través de la muchedumbre que por una intención fija o deseo. Al final de nuestra estancia en Génova habíamos comprado casi todo los artículos disponibles.  Un día, cuando ya era bastante tarde, estábamos volviendo a nuestro hotel y fuimos detenidos por una persona que tenía la piel negra como el carbón. Él preguntó si nosotros queríamos   comprar una figura de un león. Yo respondí que no porque ya teníamos uno,   abrí mi mochila y se lo mostré.  In