Hace dos años mis amigos, mi hija y yo fuimos a pescar a un río de la montaña. Era verano y el tiempo era bueno.Mi hija quería pescar un pez, porque cuando ella era pequeña casi todos los días yo leía cuentos a mi hija, y a ella le gustaba más un cuento sobre un pescador y un pececito dorado. Entonces ella creía que el pez podía cumplir su deseo.
Llegamos al lugar y vimos que era muy bonito.
Pues mi hija lanzaba el anzuelo de pescar y esperaba a que los peces picaran.
Nosotros en ese momento disfrutábamos de la naturaleza, del aire fresco, de los pajaritos que cantaban.
Al cabo de un rato el flotador se sacudió, mi hija estaba tirando de la caña de pescar y de repente perdió el equilibrio y se cayo al río. Pero a ella no le pasó nada grave. Solo se mojo la ropa.
Mis amigos dijeron que era el pez quien quería pescar a mi hija.
Olga Ereméeva
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