Tierra de las sonrisas
En
invierno cada ciudadano de Moscú sueña con cambiar el molesto e insoportable
frío por el intenso y caluroso sol de Asia. Así nos encontramos en un avión
llenó deviajeros: padres, críos, abuelos y parejas, que estaban deseando llegar
a Phuket (Tailandia).
Fue
nuestra primera visita a ese país. Lo primero que nos sorprendió fue el
interminable jaleo en las calles – montones de puestos, vendedores de comida de
todos tipos (incluso cucarachas fritas), motos que conducían sin ninguna regla,
turistas chinos… Pero en unos días te acostumbras al ritmo y empiezas a
disfrutar de la naturaleza, la comida y las tradiciones de ese maravilloso
país.
Visitamos
diferentes islas – Phi-Phi, Islas Similan, provincia de Krabi. Parecía que
estuviéramos dentro de una publicidad de “Baunti” con las playas blancas y el
mar color turquesa. Allí practicamos el “snorkeling”, quenos impresionó
muchísimo – vimos a una tortuga, peces de diferentes colores y tamaños –
algunos agradables como los del dibujo animado “Nemo”, y otros que nos parecían
unos monstros. Pero lo más interesante para nosotros fueron la cultura y
tradiciones de Tailandia.
La
religión (el budismo) forma una gran parte de vida cotidiana de los tailandeses,
así un día al amanecer (antes de irnos a una excursión) encontramos a unos
monjes que estaban recogiendo las donaciones (casi siempre era arroz). También
nos dijeron que en Tailandia la mayoría de los templos budistas se mantienen
gracias al dinero delos residentes del
país.
Algunas
tradiciones de éste país fueron muy curiosas para nosotros – así cerca de las
casas, tiendas e incluso cafeterías están situadas casas de los espíritus (los
tailandeses creen que ellos defienden sus hogares).
También
fue muy raro para nosotros escuchar a los residentes de Tailandia sobre su amor
por el rey de país Rama IX. Incluso cuando estaba enfermo, todos los tailandeses
se pusieron ropa de color amarillo para demostrarle su apoyo (en la antigua
astronomía india a todos los días de la semana correspondía su color, el del día en que se enfermó el rey era el
amarillo). No puedo imaginar que en Rusia o en algún país europeo ocurriera algo
parecido.
Al
final de nuestras vacaciones estábamos impresionados de la cultura y las
tradiciones de Tailandia y ya estábamos deseando de volver a esa tierra de las
sonrisas.
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