CRUASÁN


Se escribe frecuentemente en su grafía sin adaptar croissant.
Sabemos my bien que es un cruasán: un delicioso bollo, también conocido en algunos países de América Latina como cachitos, medialunas, cangrejos o cuernitos, con el que disfrutamos a menudo en nuestros desayunos y que está hecho de hojaldre y relleno de chocolate, crema, mermelada o de nada.
Lo que no sabíamos es que esta invención deliciosa tiene tras de si una historia muy interesante, que ahora os contare.

Durante siglos el imperio turco (otomano) intentó conquistar los territorios italianos y europeos y llegó a asediar Viena en 1683 (y no era la primera vez). El asedio de Viena duró dos meses durante los cuales los turcos probaron de todo. Los turcos decidieron entonces tomar la ciudad  por sorpresa y empezaron a excavar galerías subterráneas (una trinchera o corredor pasara por debajo de las murallas) para atacar la ciudad desde el subsuelo. Para no ser descubiertos trabajaban sólo por la noche. Y es aquí donde entra en acción un grupo de nuevos “héroes”: los panaderos de Viena que también trabajaban a esas horas. La leyenda cuenta que los panaderos oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y picos y dieron la alarma, desbaratando así el ataque nocturno de los Turcos. Viena fue salvada gracias a sus panaderos.

Los ejércitos turcos fueron definitivamente expulsados por el Rey Juan (III) Sobiesky de Polonia que entusiasta por la acción heroica de los panaderos, pidió a éstos que crearan un dulce para recordar la victoria sobre los Turcos. Y los pasteleros vieneses crearon un cruasán, en forma de la media luna que presentaba en la bandera turca. Comerse un cruasán representaba comerse a un turco y, por tanto, vengarse de ellos.

Por lo tanto, empezad a mirar con ojos nuevos las cruasanes de vuestros desayunos: van acompañadas de un pedazo de historia único e irrepetible.

Pero el cruasán estaba demasiado rico para quedarse confinado en Viena, muy pronto pasó la frontera y llegó a Francia con el nombre de ‘croissant‘. La llevó una gran amante de este dulce: la vienesa María Antonieta de Austria, hija de la emperatriz María Teresa, que se casó con Luis XVI y se convirtió en reina de Francia en 1774.

Esto explica también el origen de la palabra croissant, que deriva del francés y significa “creciente”, debido a la forma de media luna que tiene la masa.  

Se atribuye la invención del croissant al panadero Arthur Zang de Austria, en su panadería de la calle Richelieu en París, a fines de 1839. El éxito de su trabajo era increíble, y en 1850 comenzaron a llamar los croissant “el bollo francés”.  Es importante que los franceses empezaron a utilizar la masa hojaldrada con mantequilla en lugar de la masa ordinaria. De esa manera los croissant modernos tienen la forma de la invención vienesa pero la receta de los croissant modernos pertenece a los franceses. La receta del primer cruasán hojaldrado se publicó en Francia en 1905. El Larousse gastronómico la incluye por primera vez en 1938. Dicen que un cruasán autentico debe tener 36 hojas

Video: Ahora Vamos a viajar a Barcelona donde se elige el mejor cruasán de España: http://www.youtube.com/watch?v=b-ft2K3oG-0
¡Gracias por  vuestra atención!


Natalia Chudinovskikh

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