Pan de muerto de Manuel Ramos.

A Moscú vino la Flaca un día
con ganas de abrir panadería,
pan de muerto y pastelería
era lo que ahí se vendería.
¿Qué hacer?, la Catrina decía,
y es que panadero no tenía;
miles de rublitos por un día
a voces gritando ya ofrecía.
A Manuel todos le mandaron
con su pan de muerto de ocasión
y los mexicanos pensaron:
“encontramos nuestra salvación”.
Pero a pan de muerto no sabía,
duro como piedra parecía,
ahora la Flaca reir no podía
más chimuela quedó todavía.
A Manuel ya lo enterraron
en el mero centro del panteón
y a los chilangos les mostraron
para que les sirva de lección.

De Hilda Guzmán Montelongo

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